La competitividad territorial
peruana: ¿solución o engaño?
Por
Alonso Rodríguez Ortega
Instituto Peruano de
Competitividad (INSPERCOM, Perú)
Entender
la competitividad territorial en el Perú es una tarea pendiente. En nuestro
país, esta competitividad –también conocida como interna – es visiblemente
desigual, debido a una serie de factores que impiden la generación de industrias
diversificadas e eficientes. Entre los factores que impiden disminuir esas
desigualdades podemos mencionar a aquellos relacionados con captar novas
tecnologías, recursos económicos y capital humano.
Estos
factores se originan en un contexto histórico, social y administrativo que debe
ser descrito y analizado profundamente con el objetivo de delimitar un campo de
acción específico a los actores del cambio institucional, tan necesario para la
existencia un mercado interno más competitivo.
Para
ampliar el entendimiento de la competitividad territorial podemos recurrir al
trabajo titulado, “Al Respecto del Concepto de la Competitividad Territorial:
¿solución o engaño?”, desarrollado por el experto en economía urbana Roberto
Camagni, quien describe los factores económicos y políticos que intervienen en
una mayor capacidad productiva, y por lo tanto en un mayor desarrollo económico,
por parte de ciertas regiones frente a otras dentro de un mismo contexto
nacional.
Dicho
trabajo, señala algunos lineamientos para solucionar los inconvenientes que
resultan de la desigualdad económica, tecnológica e incluso cultural a nivel
intranacional (es decir, entre regiones).
Estos
inconvenientes surgen regularmente entre regiones que mantienen unos mismos
planeamientos políticos nacionales, pero que en la realidad exhiben una notoria
diferenciación en aspectos fundamentales para el digno desenvolvimiento de una
vida humana.
En
primer lugar, Camagni evalúa las causas de la desigualdad entre las regiones,
con el objetivo de determinar las características del sistema de producción y comercialización
de una región específica. Identificar los orígenes de la desigualdad interna
entre regiones de una misma nación serviría para corregir aquellos aspectos que
no hayan permitido su continuo desarrollo.
En
Cajamarca, por ejemplo, la ejecución del proyecto minero Conga significó una
reacción negativa por parte de la población y las autoridades debido a una
serie de principios ecológicos y políticos que defendía el Presidente Regional
de dicha provincia, a razón de intereses difusamente planteados entre lo
auténticamente comunitario y lo individualista.
Esta
reacción negativa, por parte de la población cajamarquina, ante la instauración
de una nueva empresa – dentro de un rubro que representa una de las principales
actividades económicas de la región – tiene su fundamento en una tradición de
vulneración ecológica, que ha devenido en resentimiento.
Este
resentimiento es un fenómeno que finalmente ha sido aprovechado de forma
oportunista por las autoridades locales, no para negociar una explotación sostenible
y un compromiso por parte del capital extranjero de apoyar a una progresiva
industrialización local, sino para generar un ambiente populista y
desorganizado, que aleja a Cajamarca del flujo económico globalizado al que
todas las regiones del mundo deben saber adaptarse con la mayor eficacia y el
menor impacto posible sobre la vida humana y el medio ambiente.
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