Las mujeres tienen una participación de casi 70% en el producto bruto del hogar
Las mujeres tiene mayor participación en las actividades domésticas no remuneradas porque dedican más horas semanales, pero están involucradas con labores que tienen una menor remuneración, aclaró
Arlette Beltrán, investigadora de la UP.
Guillermo Westreicher H
gwestreicher@diariogestion.com.pe
El último estudio de la Universidad del Pacífico, Medición del Valor Agregado del Hogar: Nuevos Enfoques para el Caso Peruano, reveló una persistente brecha de género no solo en el mercado laboral, sino dentro de los hogares peruanos.
“Las mujeres tienen una participación de casi 70% en el Producto Bruto del Hogar (PBH)”, destacó la investigadora Arlette Beltrán, refiriéndose al indicador de mide el valor de las actividades domésticas no remuneradas.
“Es sobre todo por la cantidad de horas que las mujeres dedican a estas labores, y no necesariamente por la mayor valorización de
la hora trabajada. Las mujeres están muy metidas en las actividades del hogar que tienen una remuneración menor”, explicó.
Según el estudio, los hombres destinan el 10% de las horas semanales al trabajo doméstico, mientras que las mujeres, el 25%.
“Los hombres están metidos en las actividades mejor remuneradas por una división natural del trabajo. Vemos que las mujeres cocinan más, cuidan más a los niños, y hay más hombres en la reparación y en el trabajo voluntario, por ejemplo”, acotó.
En este sentido, la economista consideró que hay una preocupante “descompensación” en la división de las labores en casa. “Es como un círculo vicioso. Lo ideal es que las labores se repartan más equitativamente, principalmente cuando los hijos son mayores, y así las mujeres puedan insertarse al mercado laboral”, añadió.
Rural
Según el informe, si bien el 80% del PBH se concentra en la ciudad, en la zona rural las personas dedican 35 horas por semana a las actividades no remuneradas, mientras en las zonas urbanas solo 27.
“Debemos tomar en cuenta que en la zona rural es menos común tener un empleado del hogar. Basta que ese trabajo doméstico sea remunerado para no ser considerado en el PBH. Debemos tomar en cuenta que aquí tenemos acceso a electrodomésticos, comida lista para servir, etc”, indicó.
PBI
Beltrán aclaró que el objetivo del estudio no es incluir el PBH en la medición del PBI, pues –advirtió- sería difícil compararnos con otros países. “Creo que una cuenta satélite es apropiada porque se hace todos los años y podemos ir comparando como va evolucionando”, agregó.
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Cimacnoticias | México, DF.- 26/07/2013
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Las mujeres están condenadas a acumular desigualdades a lo largo de su vida, por ejemplo, ellas están destinadas a pasar la mayor parte de su tiempo realizando tareas domésticas, sin un trabajo remunerado y sin actividades de recreación.
El trabajo doméstico condena a las mujeres a destinar poco de su tiempo a una labor retribuida, lo que las vuelve económicamente dependientes, y por tanto sin poder de negociación sobre las decisiones que afectan su bienestar y el de sus familias.
Estela Rivero, investigadora de El Colegio de México, realizó una investigación para calcular los años de vida que ocupan mujeres y hombres en actividades domésticas, buscando empleo o trabajando por un pago en actividades recreativas. Así encontró que las mujeres están destinadas por su rol de género al cuidado y al hogar.
Los datos muestran que ellas invierten su vida en la preparación de alimentos, limpieza, administración y mantenimiento del hogar, cuidado de la ropa, la compra de artículos para la casa, y en el cuidado de menores de edad, personas adultas mayores y discapacitadas.
A los 12 años de edad comienza la desigualdad, se establece en la investigación publicada por la Sociedad Mexicana de Demografía (Somede). Y es que, en comparación con los varones, desde esa edad las mujeres comienzan a destinar más tiempo de su vida a realizar labores del hogar y de cuidado.
El estudio también indica que en México la división sexual del trabajo es tan marcada que se espera que las mujeres pasen el 21 por ciento de su vida realizando tareas domésticas, y que los hombres destinen ese mismo porcentaje al trabajo remunerado.
Según los resultados del análisis, basados en la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo y cálculos de la autora, las mujeres dedican el 6 por ciento de su vida a un trabajo asalariado, mismo porcentaje que los hombres utilizan en actividades domésticas.
Además, Estela Rivero demuestra que durante los años productivos las mujeres asumen mayores responsabilidades en el hogar, pero la participación femenina y el número de horas que dedican a labores domésticas no disminuyen, y se mantiene elevado el resto de sus vidas.
La situación de los varones es distinta porque ellos pasarán más años trabajando por una paga. Por ejemplo se espera que un hombre que viva 61.5 años pase 21 por ciento de su vida trabajando a cambio de un salario.
Al final, mujeres y hombres pasan casi el 30 por ciento de su vida trabajando. Las mujeres, quienes viven en promedio 66.9 años, dedican 20.5 años a trabajar (30 por ciento de su vida). Los hombres, que viven en promedio 61.5 años, invierten 18.6 años trabajando (29.4 por ciento de su vida).
La autora de la investigación dice que para el sistema de producción el tiempo que las mujeres pasan realizando tareas domésticas y de cuidado es necesario, a pesar de que socialmente no se considere trabajo y se le asigne un valor limitado.
Además agrega que los estudios sobre el uso del tiempo ayudan a entender por qué las mujeres trabajan por dinero el 9.7 por ciento de su vida, mientras que los hombres pasan el 23.5 por ciento en esa misma tarea.
Con estos datos, la autora concluye que si además las mujeres perciben menos salario el resultado es que durante los últimos años de sus vidas estén en una situación muy vulnerable porque tendrán menos ahorros que los hombres, o bien, serán económicamente dependientes de alguien más.
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